miércoles, 13 de marzo de 2013

Causalidades

El día que ella lo conoció fue memorable, su cara y su forma peculiar de andar quedaron grabadas para siempre, lo recuerda todo vestido de blanco, hermoso, altivo y distante, caminando como si el mundo fuera suyo, una seguridad que nunca ha vuelto a ver en nadie más. En ese primer encuentro, él prácticamente la ignoró, no hubo más que un cortés saludo y unas pocas palabras; pasaron los años y volvieron a verse, siempre como amigos, siempre su protector, esta vez ya no eran adolescentes pero sus vidas estaban ocupadas en personas incorrectas que ninguno quiso abandonar, no era el momento y volvieron a separarse; nuevamente el tiempo hizo su trabajo y  volvió a reunirlos pero siempre como amigos, muchas risas, un encuentro agradable recordando el pasado pero nada trascendental, ya son adultos pero todavía no era el momento tal vez, por eso, una vez más el tiempo y las causalidades vuelve a separarlos hasta llegar al tiempo actual.

La vida y sus circunstancias, las causalidades, la llevaron nuevamente a él sin buscarlo, pero algo había cambiado, esta vez iba a ser distinto, apenas divisó sus ojos en medio de la gente sintió que no podría dejar de verlos nunca más. Y los suyos la vieron de una forma distinta, existía amistad todavía, pero el destino les tenía preparado algo más. Las casualidades no existen.

Ella se acercó, charlaron tanto que sentían que el tiempo no existía, tan pocos encuentros en el pasado y tantas cosas sucedidas en esos tiempos, todos los giros en sus vidas: matrimonios, separaciones, hijos, problemas y aspiraciones, tanto que conversar que entre risas quedaron en un próximo encuentro para continuar la charla.

Pudo quedar en nada, en una vuelta más del destino, igual a las anteriores, pero repito, esta vez era diferente, ella buscó ese siguiente encuentro y él apareció; siempre recordará verlo entrar al lugar donde lo esperaba, sus ojos buscándola y los de ella esperándolo, pudo darse cuenta que no había abandonado ese andar característico que tanto la impresionó la primera vez que lo vio, cuando tal vez él ni notó su presencia. Ahora está muy consciente de su presencia y está feliz de verla.

Hablaron tanto, abrieron sus almas y entraron, empezaron a conocer poco a poco su interior y descubrieron el del otro, fue un aprendizaje absoluto, un viaje indescriptible a su esencia libre de máscaras y de corazas fabricadas para los demás. El entró en ella y ella en él, se mezclaron y se convirtieron en uno.

Adoptaron la música como idioma, crearon un mundo en el que sólo están ellos con sus códigos, un lenguaje que nadie entiende con sus reglas sin reglas, sus límites sin límites, viviendo intensamente. Las causalidades que los juntaron son las mismas que los mantendrán unidos, este es el momento, por eso no sucedió antes, porque necesitaban pasar por todas las experiencias que acumularon en estos años, para ahora, ya en la tarde de sus vidas, poder apreciar y entender lo que tienen, porque el día se fue y la noche vendrá pronto.






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