domingo, 26 de noviembre de 2017

Somos mar

Este pueblo parece congelado en el tiempo. Calles llenas de tierra, con polvo que se levanta cuando hay mucho viento. Tiene miles de pequeños puestos de pulseras artesanales, y los restaurantes son coloridos, con ventanas grandes que siempre tienen vista hacia la calle. Hay cintas de colores donde cuelgan pequeñas luces que cubren las calles como toldas de luz durante las noches, poniendo un toque mágico que combina perfecto con el sonido de las olas al romper, y el perfume del mar, inunda el ambiente todo el tiempo. 

Sigo pensando en ti. Siempre fue así, fuimos una historia rota desde el principio, ¿si tomas tu camino, y yo el mío... seguiremos de alguna manera? Te lo pregunté muchas veces, pero la respuesta fue siempre la misma "nada cambiará, vive hoy". Y lo viví, lo sentí, lo vi crecer y morir dentro de mí. Ahora no hay nada. Estábamos indefensos frente a la marea, ninguno quiso nadar. 

La noche está fría, y camino sin rumbo. Las mismas caras, el mismo olor, estás en el ambiente sin estar. Voy hacia el malecón. Es lo único que han remodelado. Al final del día los políticos siempre trabajarán para la foto, esa que mostrará lo probo, extraordinarios, y grandes seres de servicio que son, pero cuando las cámaras se apagan y regresa la vida real, el escenario es distinto. En este pueblo, las cosas no son diferentes, así que disfruto de la belleza iluminada, mientras elijo una escalera que me permita estar cerca del mar; necesito hablarle, que lama mis pies, o me siente de un golpe contra las piedras para hacerme reaccionar, pero lo necesito en este minuto.

Está desolado el lugar, encuentro el acceso y estás ahí. Has logrado bajar hasta detenerte en una roca rodeada de olas, desde donde estoy parecería que estás parada en medio del océano. Pantalón a rayas verticales, llevas chompa con capucha naranja puesta, y tus manos en sus bolsillos. Sigo caminando, no te voy a interrumpir, debes estar buscando lo mismo que yo. Me alejo lo suficiente para poder verte sin que notes mi presencia.

De repente el viento te hace para atrás la capucha y tu pelo churrudo, negro y largo se hondea, veo tu perfil. La boca entreabierta y los ojos cerrados. Estás respirando mar. Lo sé. Lo estás guardando para ti. Te conozco.

Las olas rompen en tus pies. No te mueves. Cierro los ojos, y me diluyo, regreso al agua. Me cuelo entre las rocas, regreso con la espuma, me vuelvo mar. Beso tus pies. Me alejo y regreso. Otra vez vuelvo a sentirte, aunque sé que volverás a irte, en este momento estás aquí, y yo en ti.

Somos mar


lunes, 13 de noviembre de 2017

Prepara...té

Hundo la bolsita de té artesanal en mi taza con agua hirviendo, mientras te veo dormir a mi lado. Estás girado hacia mí, y con la boca arrugada como en un beso de los que ya dejaste de darme hace mucho tiempo. Tal vez, imaginas a la nueva dueña de tus labios, o quizá, sólo sueñas recuerdos de cuando te encierras en el motelucho de siempre, con alguna de tus novias aleatorias. Ya no importa. Ya dejó de importarme.

¿Qué harías si te dijera que te he seguido? ¿Qué cara pondrías si superias que más de una vez caminé detrás de ti por las calles secundarias a una cuadra de distancia y te vi entrar, para luego verlas a ellas, aunque en distinto orden, dependiendo del día? ¿Te digo algo? Creo que te he marcado, hay algunas que se parecen mucho a mí, otras tienen mi estilo de vestir, mi color de pelo, o peinado. Me buscas en ellas, sin embargo, no puedes quedarte sólo conmigo.

Y es que me cansé de llorar, atragantarme palabras, para luego escupir resentimientos en charlas aburridas, reiteradas e infructíferas. Doy un sorbo al té, pero sabe horrible, es realmente amargo, como han sido estos años contigo. No sé cuándo se nos terminaron las palabras, y nos mató la rutina, pero pasó.

Me detengo un rato sólo a admirarte. Tu piel brilla en dorado con el reflejo de la luz, todavía eres atractivo. Espalda ancha, pecho y brazos fornidos, piernas torneadas y fuertes de jugar fútbol todas las semanas con tus amigos, o de cargar mujeres contra la pared mientras tienen sexo, como alguna vez hiciste conmigo, eso tampoco importa ahora.

Irónicamente, la ira tiene su encanto. Permite que todo lo que callamos debido a que es políticamente incorrecto salga a flote, y podamos conocernos sin máscaras. No soy feliz ¿Sabes? Hace mucho que no me haces feliz desde ningún escenario. No eres apoyo emocional, económico, ni siquiera me sirves en la cama, porque déjame decirte, que entrar medio segundo para acabar aparatosamente, y brincar como resorte a bañarte, no es satisfactorio ni en la peor, y más barata de las películas porno. Imagino que con tus novias de motel harás un mejor papel, porque fácil te quedas dos horas en cada tarde que destinas a esos encuentros. Alguna vez, se me ocurrió esperarte en los muebles del recibidor de tu motel favorito sólo para ver tu cara desencajarse, y escuchar alguna mentira estúpida, pero recordé que cuando te sientes descubierto gritas, insultas, gesticulas, caminas en círculos, y haces todo un berrinche; así que preferí abstenerme del mal rato, si después de todo, no te iba a dejar, aún. 

Doy otro sorbo más y el sabor no mejora, está realmente asqueroso. Malditos muertos de hambre que me regalaron esta porquería como "cortesía", después de que les hiciera el pago, y bastante caro que me salió. Miro el reloj, falta poco, ya deben estar afuera.

- Cariño, despierta, recuerda tu reunión

- Cierto, gracias mi negra, ¿qué haría sin ti?

Te veo caminar desnudo para arreglarte y volver a salir, sé perfectamente a dónde vas, y a quién verás. Sigo en la cama; pasas delante de mí, eligiendo la camisa, el pantalón, la corbata.

- Negra, ¿La roja o la morada?

- La morada, cielo.

Te pones el perfume que detesto, pero estoy segura de que ella lo adora.

- Negra, me voy a tardar, tú sabes que odio ir a estos cócteles de noche, y peor sin tí, pero ya ves, así toca a veces. Trataré de salir antes.

- No te preocupes cariño, dormiré temprano.

Me besas en la frente y te vas. Espero que los muertos de hambre, sepan matarte, mucho mejor de lo que preparan té.