Elena está sola, el día pasó muy rápido, su niñez llena de dicotomías religiosas y extremos económicos, en su casa hubo una tendencía política de izquierda y muchas veces reinó la anarquía liberal.
Hija única de padres viejos, lo quiso todo y tuvo lo que quiso, quiso mucho y la lastimaron en la misma medida.
Llegó la tarde, se casó y se divorció, sufrió, lloró, lo superó y se enamoró por primera vez, ahí su tarde se complicó..
Parece que el amor varía, dependiendo de las personas involucradas, unos hablan de un amor dulce, otros de un amor apasionado; bueno, el amor de Elena es un desastre natural, llegó moviendo su mundo, sacándola de su zona de comodidad, rompió todo lo pasado y marcó un antes y un después; unas veces es una rica brisa que calma el alma, refresca el día y brinda paz, otros en cambio es un huracán que arrastra todo a su paso, creando caos, incertidumbre, llanto y desesperación, luego algo de lluvia que ingenuamente cree ella se llevará todo y aparece un arco iris de nuevas promesas, besos y caricias, así sucedió su tarde.
Pero al final de la tarde siempre llega la noche, aunque luchemos contra ella, la oscuridad nos termina abrazando y nos pide cuentas, nos hace revivir lo que no queremos, nos recuerda todo lo hecho durante el día y no siempre nos sentimos orgullosos.
Elena está sola, el clima sigue variante, pero ella aprendió a protegerse de las tormentas y disfrutar los arco iris, está triste porque el día terminará y no tendrá quien tome su mano y la acompañe a descansar, lamenta no tener un nombre que decirle al viento...
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