Sigo sentado frente al río, en la misma banca diagonal al puesto de helados. Tú sabes cual es, donde queda y sobre todo, sabes que te sigo esperando.
Desde ese día sigo viniendo todas las tardes a las cinco y me quedo hasta que es lo suficientemente de noche para saber que no vendrás. Traigo el mismo sombrero que te gustaba tanto y el libro que me regalaste, lo he leído y releído mil veces ¿Sabes que ya he aprendido el número de las páginas donde están las frases que quiero decirte? pero tú no llegas para poder contártelo en persona.
He empezado a escribir, me dijeron que era una buena terapia para poder soltar los sentimientos. Pregunté cómo me puedo quitar tu olor de la piel, pero me dijeron que empiece por los sentimientos. Tengo un cuaderno bonito, es pequeño, estaba con descuento en la librería donde solíamos ir.
Jueves
Hoy he desayunado leche de soya, me supo a diablos, pero el médico dice que es la única sin perjuicio para mi salud. Mi colesterol sigue aumentando como los impuestos de este país.
Me cuesta escribir, a veces me siento ridículo, pero creo que pensar en lo que escribiré me mantiene distraído y hago el esfuerzo. Quisiera que leyeras, ¿recuerdas cuántas veces leí tus poemas y luego cambiabas las partes que no me gustaban? Me hacías sentir importante.
Lunes
Odio los lunes porque me recuerdan tu alegría y entusiasmo por ellos. No quiero escribir.
El río y yo somos parecidos, seguimos moviéndonos, la inercia o el viento ayudan. Ya no sé qué me mueve. Vengo aquí porque te siento, porque tu latido está presente en medio del silencio. Me quiero morir, quisiera quitarme la vida y que mi vida empiece contigo, donde sea que estés. Estoy seguro de poder encontrarte. A veces siento que me ahogo de noche, el aire me falta y el corazón se agita mucho cuando veo mi cama vacía, grito tu nombre y mi voz se pierde en el vacío de la casa.
Sábado
Hoy es un año desde que te fuiste, el libro que me regalaste está todo deshojado. Mi tarea del día será dejarlo como nuevo.
Llevo más de un mes sin escribir, no está funcionando. Lloro mucho luego de escribir y créeme que no escribo más de dos líneas. Me dijeron que intente con la pintura y mandé al carajo al psicólogo y al mundo. Ya no estoy interesado en ser amable con la gente. Sólo me quedan los libros y nuestras plantas. Se ha puesto muy linda la orquídea que tenemos en el árbol. El galán de noche está tan triste como yo, y desde que no estás, no ha vuelto a florecer.
El río me lo debe y aquí voy a seguir. En la banca de siempre frente al río, diagonal al puesto de helados. En el mismo lugar donde una tarde envuelta en un ataque de ansiedad, me tiraste tus zapatos en la cara, gritaste que no eras feliz y empezaste a correr sin sentido, hasta que un revés del destino hizo que perdieras el equilibrio perdiéndote dentro del río.
Domingo
Te sigo esperando. Vuelve o llévame, por favor.
Tristisimo, que soledad debe sentir
ResponderEliminarEs difícil voltear la página y seguir cuando el corazón no ve más páginas en el libro. Evitar las imágenes que solas llegan cuando uno intenta relajarse. Siento un sentimiento parecido, pero nunca llega a ser lo mismo. Un estigma en el alma que tarda un siglo hacerse cayo, pero si nos vamos con ese ser que tanto amamos, quien se quedará para recordarlo.
ResponderEliminarEsto no es amor es un caso de sentimientos de culpabilidad. Ella no era feliz... Solo él sabe por qué.
ResponderEliminar