jueves, 27 de noviembre de 2014

Transición


La abracé tantas veces que he perdido la cuenta, la valoraba muchísimo, hasta en mis momentos más difíciles nunca atenté contra ella, siempre la cuidé y ahora, sin ningún tipo de consideración me arranca de sí, me pega un tirón y me pone a caminar -solo y a oscuras- por este camino que siempre temí andar.

La miré suplicante, creo que hasta lloré un poco, pero ella silente sólo estiró su dedo índice para indicarme el camino que ahora recorro y donde el miedo se entrelaza con rabia. Veo mi cuerpo distante, casi borroso, todo se va volviendo muy lejano.

-¿Por qué el tiempo se diluye como agua? ¿Por qué no abracé más? Tengo muchos pendientes aún. ¿Cuál será mi destino ahora? lo pienso mucho pero ya es tarde. No hay vuelta atrás, debo seguir avanzando.

De repente el camino se cierra hasta llegar a una puerta vetusta en medio de paredes despintadas, un vaho nauseabundo invade el ambiente al abrirse la puerta, trato de mirar hacia atrás pero todo ha desaparecido, sólo puedo andar hacia adelante. Cruzo la puerta.

Empiezo a caminar por un pasillo oscuro, lleno de celdas pequeñas a los costados, de entre las paredes salen raíces de árboles, miro hacia el techo y es un árbol, estoy dentro de un árbol y siento terror de llegar al final del pasillo.

-¡padre que estás en el cielo, si puedes escucharme no me abandones aquí, no es mi lugar!

Sólo silencio como respuesta, sólo silencio ensordecedor y oscuridad cegadora como única compañía, camino casi a tientas, de repente hay una sola y última puerta al final de este eterno corredor. No sé cuánto tiempo llevo andando pero estoy muy cansado. 

Me detengo un rato, tomo consciencia que al fin he llegado y detrás de esa puerta está mi destino, puede haber luz, puede haber oscuridad.


Camino lento, estiro mi mano temblorosa hasta tocar la perilla, la muevo suavemente, cierro los ojos, abro la puerta y entro.

2 comentarios:

  1. Excelente.. la duda del que habrá después que partimos de este mundo. Muy bueno!

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  2. Me ha encantado. El final me ha encogido el corazón. Genial relato. :-)

    Saludos!

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