Su cuerpo es sólo el caparazón que esconde lo que
realmente es, ahí dentro están escondidos sus verdaderos pensamientos, sus
sentimientos más profundos. Ahí se guardan las risas y las ganas de llorar,
junto a los recuerdos más dolorosos, que su corazón decidió sepultar.
Todo está escondido dentro de ese cuerpo que se ve
saludable, cuidado, sonriente, que se mueve despacio sin llamar la atención y
sin querer molestar a nadie.
El cuerpo se mueve, respira, se sienta, se pone de pie,
emite sonidos y se esfuerza por mezclarse con los demás cuerpos que lo rodean,
pero no logra encajar.
El cuerpo está envejeciendo y siente que el tiempo
empezó a correr contra reloj, está saturado de guardar, cada día le cuesta
mucho seguir llevando en silencio esa carga, va a estallar en el rato menos
esperado, lo siente, sabe que el tiempo se acorta y que en algún momento todo
aquello que ha guardado durante muchos años, estará regado por todos lados sin
ningún pudor ni control.
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