jueves, 18 de abril de 2013

Volver a empezar

Está cansada, se le terminaron las fuerzas, se quedó vacía, lo amó hasta la última gota de su paciencia pero ya se terminó, ya no aguanta más sus vaivenes emocionales y su inseguridad, su falta de tiempo terminó y desgastó todo.

Las frases repetitivas, las exigencias de comprensión, la actitud derrotista y las pocas ganas de iniciar un proyecto juntos la agotaron. Le da pena, quería quedarse ahí con él, pero nuevamente le toca levantar el vuelo, nuevamente prepara maletas, guarda las sonrisas y los poemas, dejando en el suelo los "quiero pero no puedo", se arregla el pelo, se pone un vestido negro porque hoy está de luto, porque hoy murió su esperanza en esta relación, hoy aceptó que no hay nada que hacer.

Hoy le dice adiós sin lágrimas, ya las agotó todas, ya se murieron sus sonrisas, él se las devolvió y él las mato. Nuevamente va a empezar, con unas heridas adicionales, con el corazón medio lastimado pero sonríe un poco y piensa que en algún lugar está esperándola su verdadero amor, en el momento menos esperado llegará a su vida esa persona que siempre encontrará tiempo para ella, aquel que sólo vivirá para hacerla sonreír y quien la tendrá como prioridad. Esta vez está segura y la idea la tranquiliza. 

Alta, con piernas eternas saliendo del vestido, se sube en unos tacones, segura y altiva que esta vez no mirará hacia atrás, rompe el retrovisor y sólo se proyecta hacia el futuro que aunque incierto, es mejor que el pasado ya conocido.

Nada es por casualidad, todo siempre pasa por causalidad, todo está perfectamente diseñado para que la finalidad última sea la felicidad, se lo repite y encuentra calma.

Ella a decidido ser feliz.

martes, 16 de abril de 2013

Violeta

Sube las escaleras a toda prisa, le tiemblan las piernas de la emoción, su corazón late tan fuerte que teme se le salga del pecho, Violeta sabe que al llegar estará él esperándola, lo ama con todas sus fuerzas, se arregla para gustarle, aunque es guapa nunca se siente como tal, su pelo largo se mueve mientras ella salta de dos en dos los escalones, casi le cuesta disimular su ansiedad. Mientras sube viene a su memoria todas las veces que se suscita un encuentro, todos son especiales para ella, verlo, el sólo hecho de verlo ya vale la pena, ella ha visto y conocido hombres hermosos, altos de abundante pelo negro y ojos azules como el cielo, rubios como el sol, dueños de un bronceado envidiable y dientes perfectos, unos con cuerpos espectaculares y otros dueños de una simpatía irrebatible, pero ninguno se compara a este hombre que está esperándola al final de la escalera.

No es alto, está perdiendo pelo, ni siquiera es joven, pero Violeta está enamorada, se quedó perdida en sus ojos, siente una admiración que bordea la adoración, lo ama, lo comprende, lo justifica, lo entiende todo inclusive aquello que no tiene justificación ni explicación. Sube agitada, llega y lo busca con la mirada, usualmente él está cerca, esperándola con esa mirada profunda que la derrite, que la envuelve y la mantiene cada día más enamorada.

Sigue caminando por el malecón y mira el reloj, asume que se atrasó, él vive ocupado y ella agradece los minutos que de vez en cuando, un rato a la semana él le regala, ella comprende y lo justifica. Un poco preocupada sigue caminando en círculos, trata de llamarlo pero no hay respuesta.

No habrá respuesta, no va a llegar, él decidió dejarla y se marchó sin decir nada, espera que ella lo deduzca, que resuelva sola ese problema, él no tiene tiempo para seguir perdiendo, esta vorágine de amor, pasión y entrega ya lo aburrió, ya pasó el entusiasmo, ahora lo ahoga, lo que antes le encantaba de ella ahora lo agobia. Su trabajo lo consume demasiado y esta diversión se empezó a volver intensa, Violeta empezó a querer más tiempo, no se lo dice, pero él no es tonto y no es la primera Violeta de su vida, así que ya sabe cómo terminará y no tiene ganas ni tiempo.

"Somos ladrones del tiempo, porque robamos minutos que el destino nos niega" solía decirle Violeta en éxtasis de amor por él, pero se acabó, le da un poco de pena imaginarla llorando sola al darse cuenta que él no aparecerá en la cita de la semana. Siente lástima, pero se calma, nadie muere de amor, ella estará bien en algún momento y él volverá a encontrar otra Violeta

La vida siempre continúa, no espera a nadie.





miércoles, 3 de abril de 2013

Misha

Misha está triste, tiene nueve años aproximadamente pero está triste, tiene una cara preciosa, perfecta, lo sabe porque se lo repiten a menudo pero está triste, la belleza puede doler mucho, quisiera tantas veces ser fea y poder estar con los que ama; tiene un pelo precioso negro y largo que vuela al ritmo del viento y ella ríe cuando esto pasa, ahí se siente libre y feliz, pero hoy su cabello no baila con el viento, hoy está recogido en unos lazos amarillos cuidadosamente peinados y entrelazados en largas trenzas recogidas, está usando su mejor vestido y sin embargo está triste pero no va a llorar, acepta su realidad aunque le duele, ha decidido no pensar.

Sube al bus, busca un asiento vacío y mira por la ventana, logra divisar unos amigos con los que solía jugar y trata de sonreír pero no puede. Nadie fue a despedirla, a nadie le da pena, nadie la extrañará, fue vendida por sus padres y ese bus la llevará a su nuevo destino, lo desconoce, siente miedo, pero no discute, acepta el destino, respeta sus designios, pero está triste.